Problema
En noviembre de 2019, dos semanas antes del brote de la COVID-19, Larisa Pitkevich realizó su sueño de lanzar su marca de punto en 3D, t7berlin.
En Alemania, comenzó el confinamiento: todo estaba cerrado, la vida parecía haberse detenido. "A los alemanes en general no les gusta gastar mucho dinero en ropa, y aquí además una marca desconocida", explica la empresaria. "No teníamos ventas en absoluto".
Las prendas de punto de t7berlin están diseñadas para uso diario, sin prestar demasiada atención a las tendencias de moda. Lo principal es la calidad y la comodidad: la sensación de "segunda piel" y la durabilidad. El tejido en 3D sin costuras permite adaptar el modelo al cuerpo humano y proporciona un hermoso contorno.
En el proceso de fabricación, solo se utiliza lana de alta calidad de los principales fabricantes europeos. Los tintes y detergentes son completamente naturales. Los modelos se producen en cantidades limitadas para evitar la sobreproducción.
Larisa trabajó muchos años en la industria de la moda y sabe de primera mano cómo los negocios pueden dañar el medio ambiente. No se trata solo de la contaminación del aire, sino también de que la ropa hecha de fibras sintéticas contamina el medio ambiente con microplásticos, que se liberan durante el uso y el lavado. Aproximadamente un tercio de todo el microplástico en el mundo proviene de ropa sintética.

T7berlin ofrece un producto premium que se puede usar durante muchos años. Pero, ¿todos están dispuestos a pagar de 120 a 200 euros por calidad y conciencia ecológica?

Solución
A pesar de que la compañía recibió una subvención del gobierno alemán, todo el dinero se destinó al desarrollo y producción del producto. No quedaba nada para marketing y publicidad.
Reflexionando sobre lo que podría ayudar en esta situación, el equipo de la marca decidió centrarse en las redes sociales y el desarrollo de la comunidad. Eligieron Instagram para aplicar sus esfuerzos, donde las fotos eran el principal imán. "Recomiendo a todos que se centren en algo cuando tienen recursos limitados", dice Larisa.
El costo de un modelo de fotos profesional comienza desde 1000 euros. Debido a la falta de fondos, los miembros del equipo t7berlin simplemente invitaron a sus amigos y conocidos. Muchos respondieron, tal vez porque no era solo una sesión de fotos con un teléfono, sino profesional, incluido el maquillaje.
Inesperadamente, este enfoque en la creación de contenido resultó no solo rentable sino también exitoso. Los modelos debutantes comenzaron a compartir fotos donde lucían hermosos en sus redes sociales. Así, el público comenzó a ganar seguidores, y las reseñas positivas sobre la prueba de ropa llevaron a las primeras compras.
Después de los conocidos, llegaron los compradores para la sesión de fotos. "No teníamos criterios de selección estrictos. Lo principal es que la persona sea agradable, sonría y comparta los valores de nuestra marca", explica Larisa.
"Las modelos profesionales suelen ser altas y muy delgadas. Esto no ayuda a la mujer 'normal' de talla L a hacer una elección, ya que se ve diferente. Ver la ropa en personas de diferentes alturas y pesos ayuda a los compradores a decidir cómo podrían verse en ella".

La fundadora misma a menudo actúa como modelo: "La gente me ve como el rostro de la marca, conoce mi historia, cómo no es tan fácil dirigir un negocio, y tienen una actitud más afectuosa".
Probablemente por eso, la campaña de crowdfunding que intentaron en t7berlin fue recibida principalmente por participantes leales. Con entusiasmo compartieron información, no solo una vez, sino que también contribuyeron con dinero.
Otra idea exitosa para el desarrollo de la comunidad y atraer audiencia de forma gratuita fue la colaboración con otros empresarios que están construyendo sus páginas en Instagram. Dos parejas familiares, propietarios de una cafetería y un centro educativo para niños, ya han actuado como modelos.