Entrevista

Secretos del trabajo con las personas: psicología, sexología y un toque de provocación

Secretos del trabajo con las personas: psicología, sexología y un toque de provocación
La psicóloga y sexóloga Yulia Basova se especializa en trabajar con personas neurodivergentes, gestiona una cuenta de Instagram emocional y no teme ser provocativa en sus sesiones. En esta entrevista con Impulso, nos cuenta por qué decidió regresar del Reino Unido a España, cómo convierte a hombres interesados en terapia en sus clientes y por qué ha comenzado a ofrecer consultoría empresarial para compañías.

Yulia Basova

¿Por qué la profesión de psicólogo se ha vuelto tan popular, incluso como emprendimiento?
Porque es demasiado fácil entrar en este campo. Muchas personas que se autodenominan psicólogos no tienen una formación académica sólida, sino que se basan en su habilidad para dar consejos. A menudo leo cosas como: “He hecho terapia durante años, con mi experiencia sería un pecado no dedicarme a la psicología” o “He completado un curso en línea y obtuve mi certificado”.
Imagínate que vas a una clínica y te atiende alguien que no estudió medicina, pero que solo ha observado cirugías de pasada. Ese tipo de persona no conoce anatomía, no ha pasado exámenes ni realizado investigaciones.
¿Por qué la psicología no debería exigir el mismo nivel de preparación que la cirugía?
En el Reino Unido, para trabajar como psicólogo en instituciones públicas, se necesita una formación extensa: primero una licenciatura de cuatro años en psicología, luego, puedes trabajar como asistente, pero para una carrera completa es imprescindible un máster. Allí, la psicología se considera una ciencia.
Es necesario estudiar no solo disciplinas humanísticas, sino también técnicas, como programación, ya que la información de los clientes se almacena en formatos codificados accesibles solo para el especialista.

Pero un título no garantiza siempre que alguien será un buen psicólogo, ¿verdad?
Claro. También es crucial amar tu profesión. Esto se nota de inmediato: en la mirada, en cómo una persona habla de su trabajo.

Es importante hacer algo que aporte beneficio, alegría y te haga sentir que avanzas.
Yulia, además de ser psicóloga, ¿también es usted escritora de novelas románticas?

Sí, he publicado cuatro novelas románticas y un libro infantil en editoriales rusas. La última novela la escribí en España y se llama El cumpleaños de Marina. Es diferente de mis trabajos anteriores: no es tan romántica como las demás.
Muchos de mis seguidores no estaban preparados para este cambio. Estaban acostumbrados a esperar de mí historias ligeras y entretenidas. Recuerdo que, tras leer un fragmento de esta novela en un evento literario en Moscú, muchos asistentes no querían marcharse. Se formó una fila para compartir cómo esa historia resonaba con sus propias experiencias dolorosas.
En esencia, siempre me he dedicado a estudiar la naturaleza humana, ya sea como escritora, profesora o psicóloga. Solo comprendiendo profundamente a las personas en todos sus niveles puedes realmente ayudarlas.

Su cuenta de Instagram parece más personal que profesional. ¿Es un reflejo de su enfoque como escritora?

Uso Instagram más para comunicarme y compartir lo que me interesa. No lo veo como una herramienta para promocionar mis servicios. Aunque a veces recuerdo a mis seguidores mi profesión, la mayoría de mis clientes llegan por recomendación.
Me gusta ser abierta, emocional y femenina. Sé que no encajo en el estereotipo del psicólogo con traje formal y gafas. Pero creo que la profesión no debería obligarnos a formalismos en nuestra vida personal.
Eso sí, mi estilo puede generar malentendidos. A veces, algunos clientes llegan con la intención de establecer un vínculo personal, pero dejo claro que las sesiones son exclusivamente profesionales. Curiosamente, algunos hombres, tras aceptar esto, se quedan en las sesiones y luego me cuentan que esos encuentros les ayudaron a replantear su relación con las mujeres.
Julia con sus alumnos en una escuela británica.
¿Trabajais no solo como psicóloga, sino también como sexóloga?
Mi primer título es en pedagogía, y ya durante la universidad empecé a trabajar con niños con autismo. Una de mis tareas era la educación sexual, ya que las personas neurodivergentes a menudo tienen dificultades para comprender límites o contextos sociales que los neurotípicos aprenden de manera intuitiva. Por ejemplo, las adolescentes con autismo pueden ser más vulnerables al abuso sexual, porque no entienden que ciertas zonas de su cuerpo no deben ser tocadas.
Esto también ocurre en adultos. Algunos de mis clientes con autismo de alto funcionamiento o síndrome de Asperger, a pesar de ser exitosos en su carrera, enfrentan problemas de comunicación. Por ejemplo, no saben cómo acercarse a alguien, qué decir o cómo vestirse.
Por lo general, son personas reservadas que buscan mejorar sus habilidades sociales, tanto en el ámbito personal como profesional. Como sexóloga, no solo explico temas específicos, sino que también abordo cuestiones más profundas: cómo sentirse seguro de uno mismo, construir relaciones y comprenderse mejor.
En redes sociales mencionas que prefiereis trabajar con métodos poco convencionales. ¿Cómo se refleja eso en la práctica?

Mi estilo es intenso y, a veces, provocativo. Comparo mis sesiones con un masaje: al principio pueden generar algo de incomodidad, pero después el cliente siente alivio y liberación.
Algunas personas vienen esperando que simplemente las escuche y les diga qué hacer. Sin embargo, mi trabajo consiste en guiarlas para que encuentren las respuestas dentro de sí mismas. Si un cliente no está preparado, trato de orientarlo suavemente y mostrarle que los cambios empiezan con pequeños pasos. A veces, lo único necesario es darle tiempo para que madure y se prepare para trabajar en sí mismo.
Uso con frecuencia la terapia cognitivo-conductual, que ayuda a las personas a comprender cómo sus pensamientos afectan su comportamiento y emociones. Muchos llegan con problemas de baja autoestima, sintiendo que su voz no importa o que sus deseos carecen de valor. Los ayudo a reconocer que esas creencias no son parte de su esencia, sino el resultado de influencias externas como la educación, el entorno o experiencias traumáticas.
Mi trabajo no se limita a los métodos; también está en cómo entiendo y “leo” a la persona. A veces, lo que el cliente cree que es su problema no es más que la manifestación de algo más profundo. Mi tarea es mostrarle ese aspecto oculto y ayudarlo a comprenderlo.
Además, organizo mi práctica para que sea accesible. Sé que muchas veces es difícil conseguir una cita rápidamente, pero trato de encontrar un espacio, incluso fuera del horario habitual, para atender a quienes necesitan ayuda urgente.
Si un cliente necesita ayuda urgente, encuentro tiempo, incluso por la noche o los fines de semana. Entiendo que la persona está pasando por una etapa difícil y simplemente no puedo rechazarla.
¿Trabajais solo de manera individual o también en grupos?

En Londres formé de manera natural una comunidad llamada Big Black Cat Meditation. Noté que mis clientes, al coincidir fuera de mi consulta, querían interactuar, pero no tenían una oportunidad para hacerlo. Un amigo propietario de un restaurante me ofreció su espacio, y acepté con entusiasmo.
En esas sesiones grupales trabajábamos con el cuerpo y la mente, creando un ambiente de sanación y armonía. Incorporábamos técnicas como kundalini yoga, qigong y meditaciones dinámicas, prácticas que llevo realizando desde hace 30 años.
Ahora que estoy de vuelta en España, en Málaga, planeo retomar esta actividad. Además, he comenzado a desarrollar un enfoque corporativo. Me invitan como ponente a eventos internos y a impartir talleres de comunicación, ayudando a abordar problemas como las relaciones tóxicas dentro de los equipos. Aunque el término "toxicidad" está de moda, refleja desafíos reales: cómo gestionar conflictos en sus primeras etapas y cómo lidiar con episodios de estrés.
Mencionó que mudarse a España fue para usted como volver a casa. ¿En qué se diferencia España del Reino Unido?

La vida en el Reino Unido me aportó mucho: terminé mi maestría, trabajé en escuelas y hospitales públicos, y estudié el sistema de educación inclusiva. En cierto momento, sentí que había alcanzado todas las metas que me había propuesto.
Siempre he tenido un vínculo con España, donde tengo mi hogar. Aquí me siento especialmente libre. Disfruto de la vida, el clima, la comida y la interacción con las personas. En el Reino Unido todo es diferente: es un país de reglas y disciplina, donde todo sigue un sistema estricto. Por ejemplo, si te detienes accidentalmente en un lugar indebido, el multa llega de inmediato. Si retrasas un pago una semana, ya se inicia un proceso judicial.
No quiero decir que sea algo malo; al contrario, el sistema en el Reino Unido funciona con gran precisión, lo que es una gran ventaja para quienes valoran la estabilidad. Todo está regulado: impuestos, documentos, garantías sociales. Pero personalmente, eso no era suficiente para mí.
Soy una persona más creativa. Para mí, la flexibilidad es más importante que los límites estrictos. Ahora planeo desarrollar mi actividad en España y espero poder recibir aquí a nuevos clientes.
Impulso. Dossier
Yulia Basova
Psicóloga, sexóloga y coach. Licenciada en Pedagogía y Psicología Social, con un Máster en Ciencias de la Sexología (Rusia) y otro Máster por la Universidad de Lincoln (Reino Unido).

Cuenta con 24 años de experiencia en psicología y educación. Miembro de la Sociedad Británica de Psicología. Fundadora de la comunidad de apoyo psicológico grupal Big Black Cat Meditation, donde impartía sesiones de psicoterapia corporal.

Autora de seis obras literarias, incluidas novelas y libros infantiles, publicados por reconocidas editoriales rusas.

Madre de dos hijas, de 15 y 8 años.
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