Al recorrer la tienda, encontramos estanterías llenas de delicias: botellas de sidra de colección por 18 euros, aceitunas, vinos naturales, aceite de oliva, anchoas, trucha y pastrami, kimchi, crema de chocolate y avellanas. Todo proviene de productores locales.
Pero el verdadero protagonista es el pan. Con distintas formas y colores, su aspecto es irresistible. Se elabora exclusivamente con masa madre, que lleva siete años en uso. Se la regaló a Osvaldo el famoso pastelero madrileño con estrella Michelin, Nuño García. Con el tiempo, la masa madre mejora, como un buen vino, aportando al pan un sabor y aroma únicos.
El surtido de la panadería está cuidadosamente seleccionado. Cada día ofrecen tres tipos de pan principal: una hogaza de un kilo, pan integral y variedades especiales de fermentación prolongada. También hay pan de espelta, centeno, focaccia, brioche y pan de molde. Según el día, se pueden encontrar versiones con avena, semillas de calabaza, nueces o semillas de girasol.
La repostería también juega un papel clave en Pa de Kilo. En el menú hay bizcochos de zanahoria y plátano, galletas, brownies y dulces catalanes de temporada: roscón de Reyes, buñuelos, coca.
Mientras hablamos, los clientes no dejan de entrar. Muchos son habituales del barrio, pero algunos cruzan la ciudad solo para comprar este pan.
Pa de Kilo también trabaja con restaurantes, suministrándoles pan para hamburguesas, ciabattas y otras especialidades. "Un buen pan dice mucho de un restaurante. Si el pan es bueno, la comida sabe mejor", afirma Osvaldo.
El café también es un pilar de la panadería. Su cofundador, Jordi Mestre, es propietario de Nomad Coffee, uno de los tostadores de café más prestigiosos de Barcelona. Por eso, en Pa de Kilo apuestan por el café de especialidad y experimentan con panadería a base de café, como un pan hecho con cold brew.
Pa de Kilo no es solo una panadería, sino un proyecto con un fuerte compromiso social. Además de donar pan a asociaciones benéficas, participan en iniciativas para reducir el desperdicio de alimentos y fomentar el consumo responsable.
El local también tiene una política de transparencia total: los clientes pueden observar todo el proceso de producción a través de una gran ventana. Desde la mezcla de ingredientes hasta el horneado, todo está a la vista.
El objetivo de Pa de Kilo es demostrar que la panadería artesanal puede ser rentable sin perder calidad ni ética laboral.